Debe mantenerse una actividad física óptima y frecuente, al menos dos o tres veces a la semana. Sugerimos los ejercicios que mejoren la resistencia física, aumenten el control motor, el equilibrio y la flexibilidad.
Una característica especial de los pacientes con enfermedad de Parkinson es que mejoran su desempeño cuando tiene pistas externas. Por ejemplo, los pacientes que presentan bloqueos de marcha refieren que desaparecen cuando suben escaleras. Esto ocurre porque cada paso está marcado. Este mismo principio es aplicable a terrenos planos en los que se pueden poner marcas en el piso a la distancia de un paso del paciente. Los marcapasos auditivos que den la pauta o el tiempo a los movimientos también son útiles.
En la enfermedad de Parkinson se afectan los circuitos que producen los movimientos automáticos, es decir, aquellos que realizamos de forma inconsciente. Por eso se usan estrategias cognitivas que consisten en dividir un movimiento complejo en una serie de movimientos simples concientes que se ejecutan en un orden determinado.
El lenguaje es un aspecto muy importante que pueden interferir en la comunicación de algunos pacientes. Sugerimos la aplicación de terapia por logopedia tan pronto como se presenten los primeros síntomas. El método de Lee Silverman ha demostrado ser efectivo para aumentar el volumen de la voz y disminuir la dificultad para articular los sonidos y su efecto beneficioso se mantiene luego de seis meses.
Como recomendaciones generales deben examinarse las necesidades específicas de cada paciente, involucrar a la familia y los cuidadores, evitar la doble tarea y evaluar metas y triunfos cada cuatro semanas para determinar si el ciclo de ejercicios debe continuar, ajustarse o detenerse.
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